Siendo Oficial de la Marina Francesa, oceanógrafo y director de documentales cinematográficos, en 1943 él y el ingeniero francés Émile Gagnan, perfeccionan el aparato de respiración para buceo. En 1950 toma la decisión de dejar la marina para dedicarse por completo a la investigación del mundo submarino.
El Capitán Cousteau, luego de buscar un barco que se adapte a sus aspiraciones y financiación, ya que la aventura que comienza es altamente costosa, compra el “CALYPSO” en Niza el 19 de julio del mismo año.

Durante el año siguiente, el CALYPSO va trasformando su silueta con los continuos cambios que se le van haciendo, cada vez más especializados y sofisticados, para cubrir todas las necesidades que se le exigen a un barco dedicado exclusivamente al estudio del mundo bajo el mar. A estas alturas y debido al alto costo del equipamiento, Cousteau tiene que buscar nuevas donaciones, encontrándolas en industriales y la marina francesa, incluso hipoteca su casa en dos ocasiones para continuar con su sueño.

A partir de entonces los nombres de COUSTEAU y el CALYPSO estarán unidos en una larguísima lista de acontecimientos.
EL Hundimiento: A principios del año 1996, en el puerto de Singapur, mientras el CALYPSO estaba a la espera de los preparativos de una nueva expedición a China para el estudio del río Amarillo, una gabarra choca contra él y perfora el casco por debajo de la línea de flotación, yéndose a pique escorado unos 70º, apoyado sobre el fondo a unos 5 mts. de profundidad.

En 1998, la viuda, presidenta de la Fundación Cousteau, decide ofrecer el barco al museo de la Rochelle, donde eventualmente seria restaurado, algo que no se llegó a concretar; como tampoco el intento de la Carnival Cruise Lines por financiar la reparación en los astilleros de las Bahamas.
Luego de tantas idas y venidas, después de doce años de agonía, la viuda de Cousteau anunció que está muy cerca de reunir los ocho millones de euros necesarios para la restauración del CALYPSO.
Una historia increíble en donde un Capitán detuvo a la parca hasta reencontrarse con su antiguo y confiable amigo de madera, después de reflotarlo.
Hasta el próximo viernes y buenas travesías!