viernes, 24 de septiembre de 2010

ELEGIR APROPIADAMENTE

Hola, como están? Bienvenidos a un nuevo encuentro de "Navegantes Clásicos".
Hoy quiero transmitirles una sensación personal que vengo teniendo durante este último año y que voy consolidando cada fin de semana a medida que se acerca la inminente llegada del verano. Deseoso de que compartan con nosotros sus experiencias y comentarios vía mail, es que pasaremos a desarrollar el tema en cuestión.
Sin lugar a dudas, todos los que navegamos desde hace tiempo, podemos apreciar el boom del rubro en estos últimos años. El explosivo aumento del parque náutico ha dejado a clubes, amarras y guarderías sin cupos. Los recreos, paradores y cada uno de los afluentes del Paraná se ven invadidos los fines de semana por embarcaciones de todo tipo. Con amigos o familia a bordo, los nautas buscan disfrutar del aire libre, del esparcimiento, de la camaradería, del turismo; en síntesis buscan "desenchufarse", aunque mal no sea, por un rato.

¿Es que la gente comprendió los beneficios que acompañan a tal noble deporte? ¿Se habrá logrado romper con el mito: "el que tiene un barco tiene plata"? ¿Es hoy menos complicado mantener una embarcación que en décadas anteriores? ¿Los propietarios se dan más maña y requieren menos de los servicios de "mano de obra calificada"? ¿Es quizá que ante la dificultad de encontrar esta mano de obra y caer en las de un improvisado, tanto el recién iniciado nauta como el experimentado se arriesgan a realizar las obras ellos mismos, reduciendo así los costos de manutención?
Estos y otros tantos interrogantes probablemente también usted se los haga. La realidad es que la gente se está acercando cada vez más al río para descubrir que no solo se navega en caros y lujosos cruceros último modelo.

En muchos casos, esto trae como consecuencia directa la recuperación de gran cantidad de embarcaciones de madera abandonadas en el Delta. El auge de la restauración de estos barcos está en su apogeo, ya sea en astilleros especializados y dedicados a tal fin o en los terrenos de algún carpintero náutico para los que cuenten con menor presupuesto. Para aquellos quienes tengan los conocimientos necesarios propios o de un amigo, la misma amarra es otra buena opción.


Particularmente, en donde nosotros amarramos, podemos ver como muchos propietarios de embarcaciones incursionan en la mecánica, la fibra, la carpintería, tapicería y lonería o la pintura; a veces con muy buenos resultados y otros no tanto. Lo importante es la terapia y juntarse posteriormente para intercambiar conocimientos y experiencia. Una vez más la náutica cumple con su cometido: "desenchufarse y reunirse a charlar con otros colegas, cualquiera sea el motivo"!

Conclusión: Todo aquel que tenga intenciones de navegar podrá hacerlo. Esto dependerá de sus ganas y de la elección de su embarcación en relación a sus posibilidades, conocimientos e instrucción náutica. No todos los que tenemos barcos somos potentados, el secreto reside en elegir apropiadamente.

Amigos "Navegantes", estamos entrando en la época del año más linda para navegar y el verano se encuentra a la vuelta de la esquina. Repasen sus naves y esperen listos a zarpar! Hasta pronto y mantengan un pie de agua bajo la quilla!