"LANCHA DE PASAJEROS a 30 Kms. P/hora. Una empresa notable para el fomento del Delta del Paraná."
Así lo manifestaba el encabezado de la página 747 de la Revista Neptunia del mes de Noviembre de 1934.
Y continuaba: En el delta del río Paraná, la cuestión del transporte de pasajeros, correo y mercaderías es de vital importancia.
En consecuencia cada esfuerzo por disminuir el aislamiento de la población de las islas es una obra digna de aprecio y que tiende a fomentar el progreso de esa zona.
Uno de los pioneros de estas actividades es el señor Pedro Galofré, quien a partir de ahora, bajo la firma Pedro Galofré y Gilardoni Hermanos, operará una flota de 4 embarcaciones para el fin mencionado.
Esta empresa decidió prestar servicios uniendo Villa Paranacito con Canal San Fernando, y en consecuencia con Buenos Aires.
Para esto encargaron, al constructor naval Esteban Ivanovich, la construcción de una embarcación calculada para velocidad y equipada con un motor Bolinder.
Con 17,20 mts. de eslora, 3,10 de manga y 1,30 mts. de puntal, con la obra viva de viraró, su obra muerta de cedro y sus curvas de algarrobo, esta lancha con capacidad para 80 pasajeros inició con éxito su recorrido en el mes de septiembre pasado
Durante muchísimos años esta embarcación navegó por el delta gracias, entre otras cosas, a su tan confiable motor que tan acertadamenrte había escogido el Sr. Galofré. El Bolinder ofrecía las siguientes características:
- Trabajaba con baja presión, siendo más simple y seguro.
- Ofrecía una potencia de 100 HP a 800 rpm y 120 HP a 830 rpm. con 4 cilindros y con la particularidad de que funcionaba según el sistema de motor de dos tiempos.
- Pistones de 180 mm de diámetro, al igual que la carrera de los mismos, y bielas forjadas.
- El motor estaba provisto con arranque eléctrico, y este dispositivo se usaba también para la iluminación de la embarcación.
- Peso total 1500 kgs.
Una verdadera perlita de los albores de la náutica. O no?...
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miércoles, 26 de enero de 2011
miércoles, 12 de enero de 2011
EL PARTRIDGE, se vende ?
El Partridge es el más antiguo yate clásico de carreras del Mediterráneo. Su eslora es de 22 metros, su manga es de 3,28 metros, su calado de 2,8 metros y fue construido en 1885 por Camper & Nicholson (del Reino Unido) y diseñado por J. Beavor-Webb.
Poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial regresó a la costa Este de Inglaterra y fue comprado por un belga, que desde la década del '50 lo destinó a barco-casa hasta 1980. Hoy, luego de su restauración, el Partridge se vende en u$s 900.000. Una exquisita obra de arte!
Si está de acuerdo, sigamos juntos su restauración y deleitémonos con la pasión y profesionalidad de estos artesanos....
Una pluma retira del agua a la embarcación a restaurar. Fíjese que curioso como la izan, con solo dos cintas a pesar de su eslora y el estado de deterioro aparente de su estructura; algo que por nuestras latitudes esta contraindicado. No obstante, totalmente ileso, es depositado sobre un carretón para su traslado.
La restauración de este barco es algo que los ingleses, por su historia naval, debieron tener muy en claro para conservar su escencia. Aquí se puede apreciar el estado real de su interior, ya sin forros internos, ni serretas y cuyos únicos planeros se encuentran a nivel de la cubierta principal. En el fondo, la señorita parada sobre la quilla nos da un parámetro de las dimensiones. Grande no?
El ingeniero, con su pantógrafo en mano, toma las curvas de las cuadernas a reemplazar. Posteriormente trasladará estas curvas a fenólicos de poco espesor que utilizará más tarde como moldes.
Ya en el aserradero, se busca cuidadosamente el tipo de madera y el rollo acorde a la curvatura de la cuaderna. Una vez escogida la pieza, se pela y se corta longitudinalmente según el espesor necesitado.
Con las plantillas antes obtenidas se realiza un pimer corte, de medidas holgadas, para terminar de maquinar su forma definitiva en el astillero.
Todas las piezas nuevas se estiban unas sobre otras separándolas con listones de igual espesor para permitir el paso de aire entre ellas. Se pintan con pintura al agua sus cabezas (extremos) para que el secado sea a través de sus lados mayores, de esta manera no se raja la tabla y el secado se produce en forma pareja.
Ya secas, el artesano comienza con la delicada tarea de ajustar y reemplazar cada una de las cuadernas en mal estado.
Después de mucha dedicación y tiempo la estructura queda terminada.
Varios meses después la restauración finalizó y vuelto al agua renació el espíritu de un legendario corsario de los mares.
Estimados Navegantes Clásicos, espero que hayan disfrutado de este encuentro. Hasta el próximo... pero mientras tanto: Vivan el paraiso, naveguen por el delta!
Poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial regresó a la costa Este de Inglaterra y fue comprado por un belga, que desde la década del '50 lo destinó a barco-casa hasta 1980. Hoy, luego de su restauración, el Partridge se vende en u$s 900.000. Una exquisita obra de arte!
Si está de acuerdo, sigamos juntos su restauración y deleitémonos con la pasión y profesionalidad de estos artesanos....
Una pluma retira del agua a la embarcación a restaurar. Fíjese que curioso como la izan, con solo dos cintas a pesar de su eslora y el estado de deterioro aparente de su estructura; algo que por nuestras latitudes esta contraindicado. No obstante, totalmente ileso, es depositado sobre un carretón para su traslado.
La restauración de este barco es algo que los ingleses, por su historia naval, debieron tener muy en claro para conservar su escencia. Aquí se puede apreciar el estado real de su interior, ya sin forros internos, ni serretas y cuyos únicos planeros se encuentran a nivel de la cubierta principal. En el fondo, la señorita parada sobre la quilla nos da un parámetro de las dimensiones. Grande no?
El ingeniero, con su pantógrafo en mano, toma las curvas de las cuadernas a reemplazar. Posteriormente trasladará estas curvas a fenólicos de poco espesor que utilizará más tarde como moldes.
Ya en el aserradero, se busca cuidadosamente el tipo de madera y el rollo acorde a la curvatura de la cuaderna. Una vez escogida la pieza, se pela y se corta longitudinalmente según el espesor necesitado.
Con las plantillas antes obtenidas se realiza un pimer corte, de medidas holgadas, para terminar de maquinar su forma definitiva en el astillero.
Todas las piezas nuevas se estiban unas sobre otras separándolas con listones de igual espesor para permitir el paso de aire entre ellas. Se pintan con pintura al agua sus cabezas (extremos) para que el secado sea a través de sus lados mayores, de esta manera no se raja la tabla y el secado se produce en forma pareja.
Ya secas, el artesano comienza con la delicada tarea de ajustar y reemplazar cada una de las cuadernas en mal estado.
Después de mucha dedicación y tiempo la estructura queda terminada.
Varios meses después la restauración finalizó y vuelto al agua renació el espíritu de un legendario corsario de los mares.
Estimados Navegantes Clásicos, espero que hayan disfrutado de este encuentro. Hasta el próximo... pero mientras tanto: Vivan el paraiso, naveguen por el delta!
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