miércoles, 20 de abril de 2011

VITO DUMAS y ASTILLERO PARODI

No es coincidencia que tales apellidos se hayan reunido a través de la náutica. Por un lado un personaje intuitivo que luego de realizar sus primeras incursiones en 1926 por nuestro delta, con un pequeño velero de 4 metros (el Neptunia), en 1930 viajara a Francia para cruzar a nado el Canal de la Mancha. Falto de recursos decide emprender otro tipo de empresa, algo de menor envergadura: el cruce del Atlántico!...
Para ello adquiere un antiguo y deteriorado velero de regata que lo llamó LEHG, y que según los entendidos, no era apto para tal travesia.
El 13 de diciembre de 1931 zarpa en solitario, sin experiencia oceánica ni demasiado conocimiento del arte de la navegación, y es recibido posteriormente por una multitud en Buenos Aires. Este personaje es quizá el más grande navegante solitario de todos los tiempos: Vito Dumas.

Luego de un período como campesino decide hacerse nuevamente a la mar y le encarga a Manuel Campos el diseño de un barco capaz de dar la vuelta al mundo.
Es Parodi quien construye al LEHG II, un barco sumamente boyante, fuerte y marino. Tal es así que sorprendido por un fuerte pampero a la altura de Montevideo, el tremendo temporal hizo que su barco diera una vuelta de campana y luego recobrara su posición normal para proseguir con su derrota. En total, la embarcación nacida del Astillero Parodi, recorrió más de 38.000 millas marinas.

Algo viejo y enfermo, Dumas decide terminar sus días navegando con su familia y amigos, y hasta se da el lujo de correr la regata a Río de Janeiro a bordo del SIRIO II, otro Parodi que aún navega y tiene su amarra en el Club Náutico Mar del Plata.
Vito Dumas, Parodi y los barcos de madera, una simbiosis que hizo historia!...

Hasta aquí llegamos. Nos encontraremos en nuestra próxima recalada para charlar como siempre sobre náutica clásica. Buenas singladuras!!!

miércoles, 6 de abril de 2011

RESTAURACIÓN de un MALACATE

Según Pablo Milanés: El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos... y ha de tener razón porque se siente! No, no se asusten colegas, no nos dedicaremos a la música.
Con el propósito de aliviar la tarea de cobrar un fondeo cargado de limo es que nos dirigimos al negocio de un viejo conocido, ubicado en los bajos de San Isidro, en búsqueda de un antiguo malacate mecánico que reuniera determinadas condiciones.

Al tiempo de bucear bajo oscuras estanterías y luego de desechar varios, dimos con un hermoso y pesado malacate que cumplia casi con todas las condiciones. Luego de deliberar con mi primer oficial y compañera entre tamaño, peso, función y costo, lo cargamos en el baúl del auto y lo llevamos para presentar sobre la cubierta. Quedaba fenómeno. Por unanimidad, y con todos los votos a favor, lo trasladamos al taller para comenzar inmediatamente la restauración del malacate que, según se pudo establecer, data de la década del '40.

Comenzamos a desarmarlo con el temor lógico de no saber con que nos encontraríamos. Por suerte el despiece mostraba un deterioro fácil de reparar. Con poco dinero, varias herramientas y muchas horas de mano de obra se logró poner nuevamente en perfecto funcionamiento un artículo en desuso.
Algunas de las tareas realizadas: Se insertaron sendos pernos de bronce en ambos topes axiales, se colocaron suplementos axiales de acero, se rectificó uno de los ejes y se embujó el barbotín correspondiente, se rectificaron todos los gatillos, se lubricó, rasqueteo y pintó.

Como por arte de magia, aquello que unos días atrás valía casi por su peso en hierro, hoy es una herramienta útil y llamativa que además decora brillantemente la cubierta del Palometa desde una plataforma de madera de anchico que utilizamos para su anclaje. Más alla de haber cumplido con nuestro propósito, nuestro verdadero orgullo radicó en haber recobrado una pieza olvidada bajo una oscura estantería.

Gracias por visitarnos y no desembarquen que ya volvemos. Hasta la próxima!