Novedades, Travesías, Notas de interés para Navegantes Clásicos, Datos útiles, Construcciones y Restauraciones contadas por sus dueños, Muchas fotos, Nuestra Insignia, Foro, Embarcaciones amigas y mucho más...
viernes, 24 de diciembre de 2010
MUY FELICES FIESTAS !!!
Reciban nuestros más sinceros deseos de paz, salud y trabajo para Uds. que se merecen lo mejor, para estas fiestas y siempre...
viernes, 17 de diciembre de 2010
SABIOS DEL VARADERO
Estimados propietarios de barcos de madera: Accidentalmente, en busca de otros tópicos, di con este ilustrativo y veraz cuento de Manuel Torrado. Tan identificado y sorprendido me sentí, que no pude evitar compartirlo con ustedes.
No se estrelló ninguna botella de champagne en su roda, porque no es nuevo, pero lo hubiera merecido Hoy está tal como lo vi en esa foto, de hace más de 50 años, en una Yachting Argentino que una tarde aburrida me puse a hojear en la desordenada Biblioteca de mi Club. Fue amor a primera vista seguido de obsesión por buscarlo y encontrarlo.
Gracias a unos amigos di con el, estaba maltrecho y triste, ellos me aconsejaron sobre como volverlo a su mejor época. Los barcos de madera tienen sus cosas, su tratamiento y cuidados especiales. Se hacen de un material que tiene vida, por eso cuando uno les habla suelen responder.
En cuanto fue mío lo saque a tierra. Mi herida nave pasó a ocupar un lugar en el Varadero del Club, sitio que para mi era desconocido porque nunca antes había tenido un barco. Conocí por meses, por muchos meses, por infinitos meses, ese lugar que es una mezcla de cielo e infierno, de olor a pintura y humo de asaditos, de carpinteros que “para la semana que viene ya lo tienen listo” y pintores que no pudieron terminar por la repentina muerte de un ser querido.
Se entra al Varadero como el “chiquilín que miraba de afuera al Cafetín” y se sale hecho un hombre de mar sabedor de una buena cantidad de mañas. En ese turbio lugar se aprende lo bueno y lo malo, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.
Al Varadero uno suele llegar un domingo con toda la tarea perfectamente programada, pero se da cuenta de que se olvidó “eso” que es indispensable para hacer, justamente, la tarea.
Hay días en el Varadero que son, meteorológicamente, los más perfectos para navegar. Entonces aparecen los amigos para invitarnos a dar una “vueltita corta” que se prolonga todo el dia y chau trabajo!!!. También los hay meteorológicamente fuleros que, sumados a los anteriores, nos garantizan una larga estadía sin hacer cosas significativas para nuestro demandante barco.
Hay una raza de seres que pulula por el Varadero, la de los sabios asesores no consultos . Se trata de gente, muy especial e indigna, que se mete en lo que no le importa dando consejos que, si uno los sigue, pueden terminar con nuestro barco, nuestra billetera, o nuestra sanidad mental.
No me refiero, desde ya, a la gente que sabe de veras a la que se va confiado a consultar. Estos sabios asesores vienen solitos hacia uno, porque así es su maligna metodología: confundir, despistar, mostrar el uso de la ciencia oculta y la palabra desconocida.
Los sabios asesores se presentan, en general, de a uno o de a dos. Los que vienen de a uno, llamémoslos sabios solitarios , pueden no hablarnos. Esto empeora las cosas. Generalmente se ponen muy cerquita del barco, en un momento en saben que uno los ve. Tocan el casco con mano experta y lo recorren con gran suavidad . Parece que las yemas de sus dedos tuvieran un poder radiológico. Suelen detenerse en un punto, ponerse los anteojos pera ver de cerca, hacer una mueca de “pobre muchacho, que compro!!!” y se van silenciosos como vinieron...........
Al principio esto genera en uno dudas terribles, al punto de querer arrancar todas las tracas para hacer el barco de nuevo.
Otra versión del solitario es el sabio consejero . Este suele dejar de regalo un consejo que es, en realidad, un enigma. Comienza siempre con una pregunta:
- Que lija usas?.
Uno responde que usa la lija TAL. Entonces el sabio consejero menea la cabeza con un gesto que es mitad pena y mitad simpatía y dice:
- Esto es un barco de madera. Tenés que usar lija HAMPTINGTON, Australiana, que está hecha con cristalitos de fastingglass y te deja la madera perfecta. De lo contrario se produce un microporo absorbente que, a la larga, hace que el barco sea como una esponja de una tremenda voracidad y se genera putrefacción de la peor.
Mientras tu mandíbula aun esta caída y sentís culpa por estar destruyendo vilmente tu propio barco, el sabio consejero saluda y se va..............................
Cuando vienen de a dos, comité sabio , no te hablan. Hablan entre ellos y comentan cosas respecto a la impericia de uno para trabajar o, peor, sobre la historia del barco. Dan ganas de matarse. Ejemplo:
• Che, este barco es el que su hundió frente a Montevideo, no?.
• Si, perdió el quillote con el primer golpe contra las piedras y llegó a la playa después de rodar catorce veces como una botella. Al final lo agarraron unos carpinteros de Montevideo, que hacían féretros, y lo dejaron con un poco mas de manga de una banda que de la otra. Por eso, cuando escora, se va para babor. Es inmaniobrable, pobre pibe!!!.
Pero ese tiempo ya paso y esta llegando al agua, ya falta poco. Se ha descorchado el champagne y se sirven sandwichitos de miga. Están todos mis amigos nautas y lo no nautas que sueñan con que mañana nos embarcamos todos para Punta del Este. Están los curiosos y están todos los sabios del Varadero haciendo sus ultimas rutinas. Recordando que, una vez, la pluma se vino abajo con un barco igual al mío colgando de ella. Diciendo que de lejos el barco se ve lindo, pero de cerca parece una pelotita de golf............ Ya flota, me subo, es todo tal como lo soñé. Los sabios de varadero se retiran derrotados, pensar que hay tanta gente que vive así!!!!!. Para mi sólo hay un horizonte lejano, un suave viento y un atardecer visto desde el cockpit de mi querido barco.
Si los que nos dedicamos a nuestros propios barcos, realizando las tareas de mantenimiento nosotros mismos no pasamos por una experiencia como la relatada es, o porque su barco se encuentra recluido en un galpón solitario o porque es de plástico.
Buenas travesías y FELIZ NAVIDAD !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No se estrelló ninguna botella de champagne en su roda, porque no es nuevo, pero lo hubiera merecido Hoy está tal como lo vi en esa foto, de hace más de 50 años, en una Yachting Argentino que una tarde aburrida me puse a hojear en la desordenada Biblioteca de mi Club. Fue amor a primera vista seguido de obsesión por buscarlo y encontrarlo.
Gracias a unos amigos di con el, estaba maltrecho y triste, ellos me aconsejaron sobre como volverlo a su mejor época. Los barcos de madera tienen sus cosas, su tratamiento y cuidados especiales. Se hacen de un material que tiene vida, por eso cuando uno les habla suelen responder.
En cuanto fue mío lo saque a tierra. Mi herida nave pasó a ocupar un lugar en el Varadero del Club, sitio que para mi era desconocido porque nunca antes había tenido un barco. Conocí por meses, por muchos meses, por infinitos meses, ese lugar que es una mezcla de cielo e infierno, de olor a pintura y humo de asaditos, de carpinteros que “para la semana que viene ya lo tienen listo” y pintores que no pudieron terminar por la repentina muerte de un ser querido.
Se entra al Varadero como el “chiquilín que miraba de afuera al Cafetín” y se sale hecho un hombre de mar sabedor de una buena cantidad de mañas. En ese turbio lugar se aprende lo bueno y lo malo, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.
Al Varadero uno suele llegar un domingo con toda la tarea perfectamente programada, pero se da cuenta de que se olvidó “eso” que es indispensable para hacer, justamente, la tarea.
Hay días en el Varadero que son, meteorológicamente, los más perfectos para navegar. Entonces aparecen los amigos para invitarnos a dar una “vueltita corta” que se prolonga todo el dia y chau trabajo!!!. También los hay meteorológicamente fuleros que, sumados a los anteriores, nos garantizan una larga estadía sin hacer cosas significativas para nuestro demandante barco.
Hay una raza de seres que pulula por el Varadero, la de los sabios asesores no consultos . Se trata de gente, muy especial e indigna, que se mete en lo que no le importa dando consejos que, si uno los sigue, pueden terminar con nuestro barco, nuestra billetera, o nuestra sanidad mental.
No me refiero, desde ya, a la gente que sabe de veras a la que se va confiado a consultar. Estos sabios asesores vienen solitos hacia uno, porque así es su maligna metodología: confundir, despistar, mostrar el uso de la ciencia oculta y la palabra desconocida.
Los sabios asesores se presentan, en general, de a uno o de a dos. Los que vienen de a uno, llamémoslos sabios solitarios , pueden no hablarnos. Esto empeora las cosas. Generalmente se ponen muy cerquita del barco, en un momento en saben que uno los ve. Tocan el casco con mano experta y lo recorren con gran suavidad . Parece que las yemas de sus dedos tuvieran un poder radiológico. Suelen detenerse en un punto, ponerse los anteojos pera ver de cerca, hacer una mueca de “pobre muchacho, que compro!!!” y se van silenciosos como vinieron...........
Al principio esto genera en uno dudas terribles, al punto de querer arrancar todas las tracas para hacer el barco de nuevo.
Otra versión del solitario es el sabio consejero . Este suele dejar de regalo un consejo que es, en realidad, un enigma. Comienza siempre con una pregunta:
- Que lija usas?.
Uno responde que usa la lija TAL. Entonces el sabio consejero menea la cabeza con un gesto que es mitad pena y mitad simpatía y dice:
- Esto es un barco de madera. Tenés que usar lija HAMPTINGTON, Australiana, que está hecha con cristalitos de fastingglass y te deja la madera perfecta. De lo contrario se produce un microporo absorbente que, a la larga, hace que el barco sea como una esponja de una tremenda voracidad y se genera putrefacción de la peor.
Mientras tu mandíbula aun esta caída y sentís culpa por estar destruyendo vilmente tu propio barco, el sabio consejero saluda y se va..............................
Cuando vienen de a dos, comité sabio , no te hablan. Hablan entre ellos y comentan cosas respecto a la impericia de uno para trabajar o, peor, sobre la historia del barco. Dan ganas de matarse. Ejemplo:
• Che, este barco es el que su hundió frente a Montevideo, no?.
• Si, perdió el quillote con el primer golpe contra las piedras y llegó a la playa después de rodar catorce veces como una botella. Al final lo agarraron unos carpinteros de Montevideo, que hacían féretros, y lo dejaron con un poco mas de manga de una banda que de la otra. Por eso, cuando escora, se va para babor. Es inmaniobrable, pobre pibe!!!.
Pero ese tiempo ya paso y esta llegando al agua, ya falta poco. Se ha descorchado el champagne y se sirven sandwichitos de miga. Están todos mis amigos nautas y lo no nautas que sueñan con que mañana nos embarcamos todos para Punta del Este. Están los curiosos y están todos los sabios del Varadero haciendo sus ultimas rutinas. Recordando que, una vez, la pluma se vino abajo con un barco igual al mío colgando de ella. Diciendo que de lejos el barco se ve lindo, pero de cerca parece una pelotita de golf............ Ya flota, me subo, es todo tal como lo soñé. Los sabios de varadero se retiran derrotados, pensar que hay tanta gente que vive así!!!!!. Para mi sólo hay un horizonte lejano, un suave viento y un atardecer visto desde el cockpit de mi querido barco.
Si los que nos dedicamos a nuestros propios barcos, realizando las tareas de mantenimiento nosotros mismos no pasamos por una experiencia como la relatada es, o porque su barco se encuentra recluido en un galpón solitario o porque es de plástico.
Buenas travesías y FELIZ NAVIDAD !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
viernes, 10 de diciembre de 2010
MASCARONES DE PROA
Una de las partes mas llamativas de un barco antiguo es, sin duda alguna, el mascarón de proa. El mascarón es una escultura que, generalmente tallada en madera y ornamentada o pintada, según la jerarquía de la embarcación, se ubica bajo el bauprés embelleciendo la proa de la nave.
Todos hemos visto algunas vez una de estas obras de arte. Por ejemplo, la de la Fragata argentina Libertad lleva un mascarón que representa a una mujer con gorro frigio en señal de libertad. ¿Pero que finalidad cumple un mascaron de proa?
En la actualidad simplemente una decorativa, como lo viene siéndo desde la Edad Media. Pero en la edad antigua y hasta casi bien entrado el siglo IV, el mascarón de proa era un elemento importantísimo de la nave, podía cumplir una función religiosa, identificatoria o netamente bélica.
Son representativas de la navegación a vela y de los grandes buques de casco de madera de la época del descubrimiento, las conquistas y las grandes batallas navales.
Atractivas figuras femeninas talladas en madera atraían la buena fortuna de los navegantes de los océanos. Los Vikingos colocaban figuras totémicas para espantar malignos espíritus marinos, mientras los griegos y fenicios instalaban representaciones de dioses para darle confianza a la tripulación y proteger sus aventuras.
Según la tradición, los antiguos egipcios, griegos, romanos y otros pueblos de la antigüedad (y aun hoy pueblos orientales) pintaban ojos en las proas de sus naves para que el barco pudiese encontrar el camino mas seguro sobre el mar.
Mas antigua aún, era la costumbre de colocar en la punta de la nave la cabeza del animal sacrificado en honor de algún dios al comenzar un viaje.
Debido a las técnicas de construcción naval del mundo antiguo, en la proa quedaba un macizo madero vertical que, inmediatamente llamo la atención como punto apto para ser tallado y decorado, ya sea con fines religiosos o para identificar a determinado barco.
Cuando las artes del combate naval evolucionaron, creando el espolón, este tomo tanta importancia que comenzó a ser decorado. Esto continuó hasta los siglos XIII y XIV cuando el mascarón desaparece hasta su renacer en el siglo XVI. Desde entonces es que pasó a ocupar el tradicional lugar en la roda, bajo el bauprés y ya no se volvió a modificar.
Los motivos variaban desde figuras de santos a figuras mitológicas, emblemas nacionales o una figura alusiva al nombre del barco. Las medidas iban desde 45 cm hasta verdaderas estatuas de más de 2 metros de altura.
Eran objetos muy preciados por los hombres de mar de la antigüedad, elaborados por expertos artesanos inspirados, que esculpían la madera y la decoraban con varias capas de pintura de variados colores.
Muchos mascarones de la época de oro, que tomaban los navegantes en sus conquistas, fueron recubiertos con el preciado metal dorado para demostrar su poderío entre los piratas de los mares, muchos de ellos hoy se exhiben como reliquias en los museos del mundo.
Cualquiera sea su forma, los mascarones de proa eran la carta de presentación de los navegantes que se distinguían por su elegancia y espíritu marino.
Todo esto no era barato (las tallas y dorados se hacían por artesanos especializados) y, en más de una ocasión, los mascarones y tallas eran protegidos por especies de jaulas de hierro de cualquier avería en batalla, al punto tal que la construcción de éstas era un artículo importante de un equipamiento naval.
Los costos pasaron a ser tan altos que, desde 1690, los distintos Almirantazgos comenzaron a reglamentar y limitar el coste y peso de estos mascarones. Además, es de suponer que, con el progreso de la construcción naval y de la artillería, estos elementos decorativos se hacían cada vez mas inútiles y vulnerables.
Para comienzos del siglo XIX, en la época de Trafalgar, las decoraciones eran muy sobrias en lo referente a buques de guerra y los mascarones se reducían a un simple escudo heráldico o figura humana o animal.
El advenimiento del casco de hierro y los clippers de limpia línea no significaron, en principio, la desaparición de los mascarones, aunque si fueron, en muchos casos reemplazados por arabescos a ambos lados de la proa o, en los buques de guerra por los escudos nacionales rodeados de una relativamente trabajada alegoría (como el crisantemo de los barcos japoneses) pero, al comenzar el siglo XX, los grandes navíos desecharon los adornos de proa, obedeciendo a las normas dictadas por la ingeniería y construcción naval.
Sin embargo, en los veleros escuela y en algún que otro barco, aún pueden verse estas magnificas figuras que son verdaderas esculturas. En Buenos Aires existe una interesante colección de mascarones de proa del siglo XIX de aquellos inmigrantes que se instalaron en el Riachuelo de la Boca.
De lo descripto entonces, se desprende que el Navegante Clásico que posea en su barco un mascarón, tiene en realidad dos grandes tesoros! Estimados colegas, nos vamos despidiendo deseándoles a todos una muy buena singladura!
Fuente: "Sucinta Historia de los Mascarones de Proa"
Todos hemos visto algunas vez una de estas obras de arte. Por ejemplo, la de la Fragata argentina Libertad lleva un mascarón que representa a una mujer con gorro frigio en señal de libertad. ¿Pero que finalidad cumple un mascaron de proa?
En la actualidad simplemente una decorativa, como lo viene siéndo desde la Edad Media. Pero en la edad antigua y hasta casi bien entrado el siglo IV, el mascarón de proa era un elemento importantísimo de la nave, podía cumplir una función religiosa, identificatoria o netamente bélica.
Son representativas de la navegación a vela y de los grandes buques de casco de madera de la época del descubrimiento, las conquistas y las grandes batallas navales.
Atractivas figuras femeninas talladas en madera atraían la buena fortuna de los navegantes de los océanos. Los Vikingos colocaban figuras totémicas para espantar malignos espíritus marinos, mientras los griegos y fenicios instalaban representaciones de dioses para darle confianza a la tripulación y proteger sus aventuras.
Según la tradición, los antiguos egipcios, griegos, romanos y otros pueblos de la antigüedad (y aun hoy pueblos orientales) pintaban ojos en las proas de sus naves para que el barco pudiese encontrar el camino mas seguro sobre el mar.
Mas antigua aún, era la costumbre de colocar en la punta de la nave la cabeza del animal sacrificado en honor de algún dios al comenzar un viaje.
Debido a las técnicas de construcción naval del mundo antiguo, en la proa quedaba un macizo madero vertical que, inmediatamente llamo la atención como punto apto para ser tallado y decorado, ya sea con fines religiosos o para identificar a determinado barco.
Cuando las artes del combate naval evolucionaron, creando el espolón, este tomo tanta importancia que comenzó a ser decorado. Esto continuó hasta los siglos XIII y XIV cuando el mascarón desaparece hasta su renacer en el siglo XVI. Desde entonces es que pasó a ocupar el tradicional lugar en la roda, bajo el bauprés y ya no se volvió a modificar.
Los motivos variaban desde figuras de santos a figuras mitológicas, emblemas nacionales o una figura alusiva al nombre del barco. Las medidas iban desde 45 cm hasta verdaderas estatuas de más de 2 metros de altura.
Eran objetos muy preciados por los hombres de mar de la antigüedad, elaborados por expertos artesanos inspirados, que esculpían la madera y la decoraban con varias capas de pintura de variados colores.
Muchos mascarones de la época de oro, que tomaban los navegantes en sus conquistas, fueron recubiertos con el preciado metal dorado para demostrar su poderío entre los piratas de los mares, muchos de ellos hoy se exhiben como reliquias en los museos del mundo.
Cualquiera sea su forma, los mascarones de proa eran la carta de presentación de los navegantes que se distinguían por su elegancia y espíritu marino.
Todo esto no era barato (las tallas y dorados se hacían por artesanos especializados) y, en más de una ocasión, los mascarones y tallas eran protegidos por especies de jaulas de hierro de cualquier avería en batalla, al punto tal que la construcción de éstas era un artículo importante de un equipamiento naval.
Los costos pasaron a ser tan altos que, desde 1690, los distintos Almirantazgos comenzaron a reglamentar y limitar el coste y peso de estos mascarones. Además, es de suponer que, con el progreso de la construcción naval y de la artillería, estos elementos decorativos se hacían cada vez mas inútiles y vulnerables.
Para comienzos del siglo XIX, en la época de Trafalgar, las decoraciones eran muy sobrias en lo referente a buques de guerra y los mascarones se reducían a un simple escudo heráldico o figura humana o animal.
El advenimiento del casco de hierro y los clippers de limpia línea no significaron, en principio, la desaparición de los mascarones, aunque si fueron, en muchos casos reemplazados por arabescos a ambos lados de la proa o, en los buques de guerra por los escudos nacionales rodeados de una relativamente trabajada alegoría (como el crisantemo de los barcos japoneses) pero, al comenzar el siglo XX, los grandes navíos desecharon los adornos de proa, obedeciendo a las normas dictadas por la ingeniería y construcción naval.
Sin embargo, en los veleros escuela y en algún que otro barco, aún pueden verse estas magnificas figuras que son verdaderas esculturas. En Buenos Aires existe una interesante colección de mascarones de proa del siglo XIX de aquellos inmigrantes que se instalaron en el Riachuelo de la Boca.
De lo descripto entonces, se desprende que el Navegante Clásico que posea en su barco un mascarón, tiene en realidad dos grandes tesoros! Estimados colegas, nos vamos despidiendo deseándoles a todos una muy buena singladura!
Fuente: "Sucinta Historia de los Mascarones de Proa"
viernes, 3 de diciembre de 2010
DETALLES QUE JERARQUIZAN
Bienvenidos, "amigos clásicos", a otro encuentro!
Hace unos días pensaba en lo difícil que es poder establecer la diferencia entre un barco antiguo de madera y un clásico. Que define a un clásico? El poseedor de un barco de madera se debe sentir menospreciado ante un propietario de un clásico? Las opiniones son tan encontradas como la cantidad de barcos de madera cuyos constructores se desconocen.
Según el diccionario: Clásico es lo que se considera como modelo; muy notable y digno de imitación. A partir entonces de lo que manifiesta mi Pequeño Larousse ilustrado, esta definición es la que tomaremos para poder bosquejar el concepto inicial. Se deberá admitir también que un barco clásico deberá poseer ciertas características además de su antigüedad, como su diseño, su tipo de construcción y constructor, sus condiciones de navegabilidad, el estar relacionado directamente con una época, su valor social, su historia, etcétera.
Bien, que hacer entonce cuando nos damos cuenta que tenemos un barco de madera? Primero, tener presente que mantener estos barcos es una tarea tan satisfactoria y loable como mantener uno clásico; segundo, se puede jerarquizar un barco de madera. De que forma?
La respuesta es sencilla, el tiempo y el trabajo que lleva hacerlo no. Dotar a la embarcación de detalles de buen gusto y terminación es duro pero muy gratificante una vez realizado.
Mostraremos a continuación, a modo de ejemplo, algunas fotografías de accesorios que , sin duda jerarquizarán su barco.
Una caja de cedro que sirva como zócalo a un plafón de luz de mapa, es un muy buen detalle y nuestra primer opción.
Otra caja de cedro que remata el comando del faro exterior, posibilitó colocar dentro el relay y la llave de encendido.
Adaptar una lámpara de bronce con una pantalla de un motivo a fin y modelar un porta compás de cedro para tenerlo a mano y proteger sus puntas sobre la mesa de navegación, darán un toque cálido y de buen gusto.
Aunque de costo elevado, un tallado sobre el tablero de una puerta o el remate en el cabezal de algún mueble, sin duda, es un importante punto distintivo.
La construcción de esta caja sobre la carroza, delante de la timonera, solucionó el tema de guarda de elementos de uso cotidiano (prismáticos, tablas, linterna, cuarterones, etc.)
Como pudieron observar se trata de elementos de buena y dedicada construcción, con materiales nobles, que pueden embellecer y jerarquizar a un muy especial barco de madera, el suyo. Estimados navegantes, los dejo en compañía de su pasión. Buena semana y hasta el próximo encuentro.
Hace unos días pensaba en lo difícil que es poder establecer la diferencia entre un barco antiguo de madera y un clásico. Que define a un clásico? El poseedor de un barco de madera se debe sentir menospreciado ante un propietario de un clásico? Las opiniones son tan encontradas como la cantidad de barcos de madera cuyos constructores se desconocen.
Según el diccionario: Clásico es lo que se considera como modelo; muy notable y digno de imitación. A partir entonces de lo que manifiesta mi Pequeño Larousse ilustrado, esta definición es la que tomaremos para poder bosquejar el concepto inicial. Se deberá admitir también que un barco clásico deberá poseer ciertas características además de su antigüedad, como su diseño, su tipo de construcción y constructor, sus condiciones de navegabilidad, el estar relacionado directamente con una época, su valor social, su historia, etcétera.
Bien, que hacer entonce cuando nos damos cuenta que tenemos un barco de madera? Primero, tener presente que mantener estos barcos es una tarea tan satisfactoria y loable como mantener uno clásico; segundo, se puede jerarquizar un barco de madera. De que forma?
La respuesta es sencilla, el tiempo y el trabajo que lleva hacerlo no. Dotar a la embarcación de detalles de buen gusto y terminación es duro pero muy gratificante una vez realizado.
Mostraremos a continuación, a modo de ejemplo, algunas fotografías de accesorios que , sin duda jerarquizarán su barco.
Una caja de cedro que sirva como zócalo a un plafón de luz de mapa, es un muy buen detalle y nuestra primer opción.
Otra caja de cedro que remata el comando del faro exterior, posibilitó colocar dentro el relay y la llave de encendido.
Adaptar una lámpara de bronce con una pantalla de un motivo a fin y modelar un porta compás de cedro para tenerlo a mano y proteger sus puntas sobre la mesa de navegación, darán un toque cálido y de buen gusto.
Aunque de costo elevado, un tallado sobre el tablero de una puerta o el remate en el cabezal de algún mueble, sin duda, es un importante punto distintivo.
La construcción de esta caja sobre la carroza, delante de la timonera, solucionó el tema de guarda de elementos de uso cotidiano (prismáticos, tablas, linterna, cuarterones, etc.)
Como pudieron observar se trata de elementos de buena y dedicada construcción, con materiales nobles, que pueden embellecer y jerarquizar a un muy especial barco de madera, el suyo. Estimados navegantes, los dejo en compañía de su pasión. Buena semana y hasta el próximo encuentro.
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